sábado, 18 de enero de 2014

Amor de madre...

Me duele el cuerpo y el alma por el gran amor que siento hacia mis tres hijos, el corazón pareciera que va a estallar al pensarlos, tal vez no sepa demostrar lo que verdaderamente siento como debiera hacerlo, todo eso lleva muchas veces a malos entendidos. Puede que se deba a que siempre viví tratando de ocultar mis verdaderos sentimientos y momentos anímicos, primero porque mi madre no me lo permitía hacerlo, porque para ella no era conveniente, luego los que me amaban no supieron de mis sufrimientos, que no fueron pocos, por el contrario, recibí muchos golpes duros en la vida. Eso fue compensado totalmente con los tres hijos maravillosos que Dios me dio, distintos uno del otro, pero a cual mejor, lo que más anhelo ahora es que lleguen a ser felices, que sus parejas sean buenas personas, que sepan valorarlos como ellos se merecen, que es lo mejor, no por ser mis hijos, sino por todo lo que vivieron y por como son en todos los sentidos, excelentes hijos, maravillosos hermanos, buenos amigos y compañeros, ni hablar como personas y seres humanos, pareciesen salidos de otro planeta, todos los que los conocen lo comentan. No quisiera que nada los lastime e hiciese sufrir, le pido a Dios que lo que tengan que sufrir ellos, me lo de a mí, pero en las etapas de la vida hay de todo y no siempre son cosas lindas, lo que ruego es porque siempre se mantengan unidos por el amor y respeto que siempre se tuvieron como hermanos, que todos los inconvenientes lo hablen y busquen solucionarlos juntos, como se los inculqué y lo hacen ahora. Que en los problemas de familia no dejen intervenir a terceros, así sean sus respectivas parejas, ellos están criados y formados de una manera y ellas de otra, puesto que pertenecen a otros hogares y familias, cada casa es un mundo. Ellos son una misma sangre, no siempre se logra que los demás entiendan el que no sean como ellos quisieran, ya demasiado es lograr un buen entendimiento entre la pareja, como para tratar de entender al resto de la familia. Con lograr tolerarse es más que suficiente, lo importante es que de dos logren formar uno sólo, sacando lo mejor de cada uno en su aprendizaje de vida en sus hogares para poder iniciar su propia familia. Lógicamente, depende mucho de la inteligencia que se tenga y el saberla utilizar, demostrando ante todo respeto mutuo y por el prójimo, al igual que hacia uno mismo, no tratar de querer ser uno más que el otro, todo en el matrimonio es de a dos.

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